Todavía hay pocas viviendas de este tipo en España pero su crecimiento es constante. Las ‘PassivHaus’ o viviendas pasivas se han convertido en toda una revolución gracias a los múltiples beneficios económicos y de salud que aportan a sus habitantes. Una PassivHaus, cuenta siempre con un buen aislamiento porque busca optimizar de manera exagerada las ganancias de calor y reducir al mínimo posible las pérdidas de energía de la vivienda en invierno, y al contrario durante la época estival, conseguir mínimas aportaciones de calor. Desde el exterior tienen pocas ventanas y, si son chalets, seguramente tengan un jardín con piscina.
Por dentro, las sensaciones son diferentes y extrañas. Al contrario que en las casas normales, en las PassivHaus la temperatura no varía en cada habitación. Tampoco hay corrientes de aire. Y el constante runrún de los coches en la calle, desaparece en este tipo de construcciones. Incluso los radiadores, casi no hay. Siempre hay silencio a 24 grados centígrados. Y cuando llueve sus habitantes se enteran por la ventana, ni siquiera se escuchan las gotas al caer.